Lo que nunca voy a entender es a esa gente que llega tarde al Tenedor Libre, come y se va antes de que se acabe el horario, a ellos yo los catalogo de mal agradecidos. Aunque sea tan rasca como ir a un matrimonio y tratar de recuperar comiendo y tomando la plata del regalo, si el Tenedor es de 12:00 a 16:00, yo llego a las 11:45 para sentarme en la mejor mesa y aprovechar mi tiempo de engullir. De hecho, la última vez con una amiga nos tocó quedarnos un rato 'haciendo el loco' dentro del auto porque aún no llegaba ni el personal! teníamos tanta hambre que ya nos estábamos comiendo las mangas del abrigo! Y llegar cuando no han puesto ni el servicio en las mesas es más flaite que llevar un 'taper' para guardar lo que uno no se alcanza a comer!!
... Fuimos las primeras en llegar y las últimas en irnos, tal vez por eso fue que si bien entré con un lindo trench abotonado, cuando me paré para irme no hubo caso que los botones entraran en los ojales, pero al menos aún podía respirar, no como esa vez que sentía que el nori se me iba a salir por las orejas, luego de comer sushi por 4 horas seguidas... ahí es cuando uno desea ser bebé, acostarse y que la mamá le bote los chanchitos...
No soy gran fan de los postres y dulces, he confesado a viva voz que prefiero un anticucho en vez de una copa de helado, pero si hay algo que odio más que el brocoli en un Tenedor Libre, son los niños, sobre todo ese grupete entre 8 y 10 años* que corren todos transpirados, con sus pelos mojados y sus caras rojas, por el salón manoseando todos los postres, pedazos de torta y helados con sus manos regordetas con sudor y tierra ... a ellos si es necesario yo los empujo, no me importa la diferencia de edad, todo sea por una cocada!
Pero si debo hablar de un Tenedor memorable, ese fue en Buenos Aires, con unas amigas les llegamos a sacar los diseños a los platos de tanto raspar intentando no dejar nada de Bife Chorizo ... nunca había visto tanta carne junta, los argentinos sí que saben!. A nosotras no nos importó mostrar la hilacha, cuando yo no podía comer más fui donde el parrillero a buscar un costillar tan grande que salía del plato, comiendo a dos manos demostré que la desvergüenza de un chileno hambriento en el extranjero no tiene límites**, porque uno siempre tiene metido en la cabeza 'total acá nadie me conoce', 'total es por el mismo precio' , esa noche para finalizar nos comimos un buen postre cada una y luego al salir del 'Siga la Vaca' la gente nos miraba y decía 'Sigan a las 3 Vacas!'.
Pero no hay que sentirse culpable porque mientras existan los Tenedores Libres, siempre existirán los hambrientos con ganas de llevar el local a la quiebra, la culpa no es del chancho, sino que del que le da afrecho, ellos saben que no sólo de pan vive el hombre y si luego de un rato los platos no son de primera, hay que pensar que a caballo regalado no se le miran los dientes, que chancho limpio no engorda, que hay que aprovechar antes de que venga el tiempo de las vacas flacas y que GUATITA LLENA CORAZÓN CONTENTO !!
*cosa que comprobé con las cantidades industriales que comía en los desayunos buffets en distintos hoteles en un recorrido por Europa y que amerita todo un post sobre la dieta del turista.
**esos que la mamá no sabe si ponerles colonia Amen o desodorante, a esas madres yo les digo que les pongan: desodorante! sus hijos expelen!
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